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Jengibre

Sección: Salud

Creado: 23-02-16 (Actualizado: 15-01-19)

Muy conocido como especia y condimento de cocina, el jengibre es una de las plantas medicinales más utilizadas en el mundo.

En la Europa medieval se le atribuían portentosas propiedades curativas y se creía que procedía del Jardín del Edén. Originario de Asia, actualmente se cultiva por casi todas las regiones tropicales.

El jengibre es una planta perenne que puede alcanzar los 60 cm de altura. Sus tallos, finos, erectos y de tonos rojizos, aparecen envueltos en las hojas, que son grandes y lanceoladas. Las flores, por su parte, se disponen en espigas terminales de color blanco o amarillo.

Del jengibre se aprovecha su rizoma fresco – de sabor picante y agradable aroma- que, una vez convertido en polvo, también se emplea como condimento en la elaboración de tartas y galletas, y para dar sazón a la fruta hervida y en conserva. Es además un ingrediente esencial del curry, que también se utiliza para aromatizar estofados y otros guisos de carne.

Propiedades

Junto a su aceite esencial el jengibre también contiene oleorresinas, pectina, almidón, azúcares, ceras, mucílagos y sales minerales.

El jengibre destaca por ser un eficaz antinflamatorio y un excelente estimulante circulatorio. Personas con artritis reumatoide experimentan alivio en su dolor e hinchazón y mejoras de su movilidad cuando consumen jengibre regularmente.

Pero lo que le ha dado mayor popularidad es su eficacia para tratar desórdenes digestivos, desde indigestiones y náuseas hasta gases, cólicos y mareos causados por viajes. Resulta por tanto una planta carminativa eficaz que estimula el apetito y activa los procesos digestivos.

Una infusión a partir de su rizoma fresco troceado combate las náuseas y evita la flatulencia. Para prepararla se toma una cucharada sopera de la raíz por cada taza de agua y se hierve de tres a cinco minutos, bebiéndola tres veces a lo largo del día.

El jengibre resulta asimismo efectivo para tratar y prevenir distintas afecciones respiratorias como la gripe y los resfriados, ya que ha demostrado su eficacia para eliminar la tos, aumentar el sudor y bajar la temperatura corporal. En estos casos los herboristas recomiendan una sencilla infusión que se prepara al mezclar, a partes iguales, jengibre, tusílago, regaliz y pulmonaria.

Se hierven durante un minuto y se dejan reposar otros diez. Esta tisana debe beberse dos veces al día, tanto por la mañana como por la noche.

Para ablandar la mucosidad del pecho, resultan de gran ayuda los cataplasmas que se preparan mezclando dos cucharadas de semillas de lino con una de jengibre troceado. Se hierven ambos ingredientes en medio vaso de leche hasta obtener una masa espesa, que se vierte sobre unas gasas. Se envuelve entonces en un trapo y se aplica caliente sobre el pecho cargado.

Como estimulante circulatorio el jengibre resulta ideal para corregir la mala circulación de manos y pies, combatir los sabañones y las pieles agrietadas. Además, al mejorar la circulación, también ayuda a reducir la tensión alta.

En estos casos, resultan un buen remedio los baños de agua caliente que se preparan hirviendo durante cinco minutos una cucharada de raíz de jengibre, triturada o en polvo. Se sumergen de manera alternativa las manos y los codos a intervalos de unos nueve minutos mientras el agua se mantiene caliente. Es preferible realizar el proceso con el estómago vacío.

Diferentes presentaciones

Precauciones

En dosis altas puede producir gastritis y está desaconsejado en caso de úlcera gastroduodenal. A las embarazadas y madres lactantes se recomienda en dosis bajas y durante periodos cortos. Tampoco conviene a niños menores de 6 años.



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